martes, 12 de junio de 2018

El aborto...

A veces me sorprende la liviandad con la que se toman las cosas en este país, pero en realidad después recuerdo que es un drama de la ¨desorientación contemporánea¨ como la llaman algunos colegas.

Cuando se plantea del debate sobre el aborto a mi, personalmente, se me vienen varias preguntas a la cabeza. La primera es, si se quiere, una cuestión más mediática y poco profunda pero no deja de llamarme la atención como un presidente que se manifiesta profundamente en contra del aborto y que durante su campaña política prometió, entre otras cosas, proteger la vida, de un momento a otro habilite el debate. Cómo en los medios, periodistas que se decían en contra del aborto y que han echado colegas de los programas por estar a favor de la práctica, de la noche a la mañana tienen un pañuelo verde colgado al cuello y son los principales propulsores. Como mujeres del espectáculo que jamás en la vida denunciaron situaciones similares de golpe o han padecido abortos o los han acompañado. En algunos casos funcionarios públicos que salen a decir que han sido partícipes de varios abortos como enfermeros o médicos, etc. A mí me llama la atención la doble moral. ¿Cómo puede una diputada nacional decir que está en contra del aborto clandestino cuando ella misma realizó por lo menos ocho en condiciones de clandestinidad? ¿Porqué ella es una heroína y no se la toma como parte del sistema que tanto pretenden denunciar? Es que no importa. Tiene cámara y tiene un pañuelo verde, sirve y punto.

La otra pregunta que me surge es lo llamativo de la propaganda. El color verde, el pañuelo, el slogan, los memes, la corrupción ideológica del lenguaje (les diputades), el adoctrinamiento en las escuelas. Los mismos que se rasgan las vestiduras cuando alguien lleva un crucifijo al colegio son los mismos que avalan el colegio tomado y vestido de verde, pero ellos no ven contradicción en eso. No se busca una educación crítica, se busca una educación disciplinada, sólo que el ídolo en este caso no es la cruz, es la ideología. Y otra pregunta anexa es ¿regalan los pañuelos verdes o hay alguien que lucre con ellos? De algún lado salieron. ¿Y porqué tan de golpe? ¿Porqué ahora? A principio de año parecía que el tema ni siquiera estaba en la agenda política y ahora que viene un endeudamiento nefasto y un mundial de fútbol de golpe le dimos un lugar privilegiado en la agenda legislativa y un aparato propagandísticos de proporciones descomunales ¿gratis?. No lo sé, sólo me lo pregunto.

Mucho se habló de las miles de falacias que encierran los argumentos pro-aborto, pero la que más me llama la atención a mí es el que dice más o menos así "No se discute si el aborto está bien o está mal, porque es algo que se da de hecho en la sociedad, por lo tanto sólo hay dos opciones: o se hace legal o se mantiene en la clandestinidad. Por lo tanto quien no está a favor del aborto legal, defiende la clandestinidad". Un buen profesor de lógica podría hallar casi un sin fin de inconsistencias en el argumento empezando por la premisa mayor "El aborto es una realidad que se da y por lo tanto no es discutible". En principio yo creo que toda realidad es discutible. Me parece que si hoy en día ponemos en duda realidades tan arraigadas en la cultura como nuestro mismo idioma (los diputados, les diputades, lxs diputadxs), parece más que válido que podamos emitir juicios sobre una realidad tan delicada como es el aborto. Y entonces seguramente la respuesta sería lapidaria: "Pero Albano! vos no sos quien para juzgar sobre los actos ajenos", lo cuál tampoco me parece del todo cierto porque cuando digo, por ejemplo, que maltratar a la mujer está mal, estoy emitiendo un juicio sobre un acto autónomo del maltratador y en los tiempos que corren nadie se detendría a decirme que estoy limitando la autonomía del maltratador. Entonces del hecho de que el aborto sea una realidad y que, además, sea una realidad decidida por la mujer, no se sigue que tenga que legislarse a favor de ella. Nadie validaría legalmente un robo sólo porque es una realidad, falta algo más. Habría que, además, probar que aquello que estamos discutiendo es una realidad justa y por lo tanto debe ser tenida en cuenta por la ley; pero la gran mayoría tampoco está dispuesta a discutir sobre este punto porque son "convicciones personales". ¡Ay de nosotros si construimos un ordenamiento jurídico al margen de la justicia sólo porque creemos que son "convicciones personales"! - lo cuál, tampoco está probado por ellos.

Desde mi punto de vista, si no podemos emitir un juicio verdadero sobre lo que es justo o no, no tiene sentido que demos argumentos de nada. ¿Porqué malgastaríamos el aliento? Seamos pragmáticos. ¿Para qué vamos a buscar argumentos en la ciencia, en la filosofía, en la antropología, en la psicología, etc. si todo es "convicción personal" y está fuera de discusión? Es muy peligrosa la afirmación de que una cuestión moral y una cuestión jurídica son diferentes. ¿O no nos volvimos locos cuando votamos la reforma previsional porque era injusta? ¿Y no rompimos calles y plazas? En ese momento todos gritaban que era por defender el bien común. Ahora, en este debate, no hay tal cosa porque sólo es una convicción personal. Pero tampoco ven la contradicción en eso.

Y me anticipo a la respuesta: "Vos no ves la contradicción de decir que defendes la vida y sin embargo no te quejas del aborto clandestino". Yo creo que eso es decir más de lo que digo o interpretarme muy mal. Si yo digo que estoy en contra del aborto, estoy en contra del aborto en todas sus especies: legal o clandestino porque creo que es un crimen. Es como si alguien me dijera hipócrita por decir que estoy en contra del robo y vivir en un país sistemáticamente gobernado por políticos corruptos. Estoy inmerso en esta realidad dónde suceden muchas cosas y eso no quiere decir que yo avale todo lo que suceda en la clandestinidad sólo porque no quiero que se legisle al respecto.

Me parece que el aborto sienta un principio jurídico y antropológico que es terrible: la relatividad del valor de la vida humana. Hasta ahora nuestra legislación defiende que hay vida humana desde el momento de la concepción. Esto quiere decir que si realmente hay vida humana desde el momento de la concepción, el aborto es una interrupción de la vida humana y por lo tanto un homicidio (o peor aún, un femicidio, no?). Pero supongamos que gana el derecho a decidir en las condiciones a las que lo plantea la ley ¿Cuándo es realmente humana una persona? ¿Cuando nace? Porque se puede nacer a los 6, a los 7, a los 8 o a los 9 meses. Según el artículo tercero del proyecto el plazo de las 14 semanas se extiende en caso de malformaciones fetales graves, o de salud SOCIAL (?, física, psicológica, etc. Según nuestro jefe de gabinete la salud social de la mujer engloba el caso de que el marido la abandone (nadie pareció quejarse por el machismo que lleva implícita esta frase, porque mientras sea funcional a nuestros objetivos nada es patriarcal), o en el caso de quedarse sin trabajo. Yo nací a los siete meses y en este supuesto mi mamá podría haberme abortado aún a los 9 meses. ¿Con qué justificativo? Con que se quedó sin trabajo. Eso y cualquier otra hipótesis por la ambiguedad del texto de la ley.

Retomando el punto central deberíamos modificar la constitución a lo siguiente: se es persona humana desde el momento en que la mujer manifieste su consentimiento de lo que seas. Hasta ese momento sos sólo una cosa. Si sos producto de una violación también sos sólo una cosa. Me parece que ESTE punto de la cuestión no es menor sólo para decir "nadie está discutiendo eso", porque no, ustedes no quieren discutirlo, pero cuando la ley salga ya no va a haber posibilidad de discutirlo porque van a haber sancionado su "convicción personal", por demás ideológica e infundada.



Lamento sonar facho y patriarcal y tiránico. Solamente creo que si la dignidad y los derechos de las mujeres no se negocian, la vida humana tampoco. Porque es el sustento de todo lo demás

miércoles, 2 de mayo de 2018

"...cuanto menos eres, cuanto menos expresas tu vida, tanto más tienes..."

"...La economía política, esta ciencia de la riqueza es, así, al mismo tiempo, la ciencia de la renuncia, de la privación, del ahorro, y sería capaz de llegar realmente a ahorrarle al hombre incluso la necesidad del aire puro o del movimiento físico. Esta ciencia de la industria maravillosa es, al mismo tiempo, la ciencia del ascetismo y su verdadero ideal es el avaro ascético, pero usurero, y el esclavo ascético pero productor. Su ideal moral es el trabajador que lleva a la caja de ahorro una parte de su salario y la economía política encontró para esta ocurrencia favorita suya, incluso un arte servil (...) Ella es, por eso, una ciencia realmente moral, la más moral de las ciencias. La autorrenuncia, la renuncia a la vida y a todas las necesidades humanas es su tesis principal. Cuanto menos comes, bebes, compras libros, vas al teatro, a bailar, al restaurante, piensas, amas, teorizas, cantas, pintas, compones versos, etc. tanto más ahorras, tanto más grande será tu tesoro, al que ni las polillas ni el polvo devoran, tu capital. Cuanto menos eres, cuanto menos expresas tu vida, tanto más tienes, tanto más grande es tu vida enajenada, tanto más acumulas de tu ser alienado. Todo lo que la economía te quita de vida y de humanidad, todo eso te lo reemplaza con dinero y riqueza y todo lo que tú no puedes, lo puede tu dinero: él puede comer, beber, ir al baile, al teatro, conoce el arte, la erudición, las rarezas históricas, el poder político, el puede viajar, puede darte todo eso; puede comprar todo eso, él es la verdadera capacidad. Pero el dinero, como quiera que sea no puede crear otra cosa que sí mismo, comprarse a sí mismo, ya que todo lo otro es, por cierto, su siervo, y si yo poseo al señor, tengo al siervo y no necesito a este. Todas las pasiones y toda actividad deben, por consiguiente, hundirse en la codicia. El trabajador sólo puede tener tanto como para desear vivir y sólo puede desear vivir para tener..."


- Karl Marx. "Manuscritos económico - filosóficos de 1844" - Tercer Manuscrito

Ahora a pensar un rato...

Hasta la próxima.-

lunes, 19 de diciembre de 2016

La esperanza que ve no es esperanza

"...Y si en otro tiempo fuimos tinieblas, ahora somos luz en el Señor.

Más con todo esto, no lo somos más que por la fe, no por la vista cara a cara. Por la esperanza fuimos hecho salvos. La esperanza que ve no es esperanza. Todavía un abismo llama a otro abismo, pero ya con la voz de sus cataratas (...) ¡Qué hermosura la de aquella luz! ¡¿Cuando la veremos como es?!, Y habrán pasado las lágrimas, que han sido mi pan día y noche, mientras se me dice cada día: ¿en dónde está tu Dios?

Y yo digo a mi vez: ¿en dónde estáis? ¿En dónde estáis, Dios mío? Respiro un poco en Vos cuando derramo sobre mí mi alma en voz de exultación y confesión; sonido festivo como de quien banquetea. Y todavía está triste porque torna a caer y se convierte en abismo, o mejor, siente que todavía es abismo. Dícele a mi fe que encendisteis en la noche ante mis pasos : ¿Porqué estás triste, alma mía, y porqué me conturbas? Espera en el Señor; lámpara de mis pies es Su Palabra.


- San Agustín. Confesiones 

viernes, 16 de diciembre de 2016

La filosofía no sirve para nada

La filosofía no sirve para nada, y en esto consiste su valor. O al menos, esto es lo que diría cualquiera de nosotros que hemos sido "iniciados" en esta ciencia con las lecturas clásicas de cualquier clase de introducción a la filosofía.  (yo tengo mis dudas, y en esto coincido fuertemente con Platón, de que alguna vez dejemos de ser propiamente iniciados en filosofía... dudo que alguna vez podamos llegar a ser expertos en esto, por mucho que sepamos del pensamiento de algún autor o alguna escuela en particular).

Todo estudiante de filosofía, y doy fe de esto, ha tenido que enfrentar la difícil pregunta de "¿y PARA QUÉ estás estudiando eso?" esperando una respuesta simple. La realidad es que cualquiera de nosotros podría pensar un sinfín de razones para responder esta pregunta, pero al mismo tiempo sabemos que no vamos a convencer a nadie. El "mundo" está demasiado sumergido en una lógica individualista, utilitaria y consumista como para entender la importancia que tiene para nosotros el frenar un segundo y sólo mirar las cosas; mirar la realidad a ver qué tiene para decirnos sobre nosotros mismos y sobre lo que estamos haciendo. Un mundo industrializado no tiene tiempo para esto. Dos guerras mundiales y todavía creemos que el avance está puesto en la tecnología y en el progreso de lo "útil".

"El Principito" dice mucho de esto de una manera simple:

"...Las personas grandes aman las cifras. Cuando les habláis de un nuevo amigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial. Jamás os dicen ¿Cómo es el timbre de su voz? ¿Cuáles son los juegos que prefiere? ¿Colecciona mariposas? En cambio, os preguntan: ¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre? Sólo entonces creen conocerle. Si decís a una persona grande "He visto una hermosa casa de ladrillos rojos con geranios en las ventanas y palomas en el techo" no acertarán a imaginarse la casa. Es necesario decirles:"He visto una casa que vale cien mil francos" sólo entonces exclamarán ¡Qué hermosa es!..."

A luz de esto quizás se entienda que detrás de la pregunta "para qué estudias filosofía" deba leerse "cuánto te van a pagar por estudiar filosofía". En un mundo con la lógica utilitaria y la preeminencia de las ciencias exactas parece que no hay lugar para la actividad contemplativa. Que una ciencia no sirva para nada no es motivo de dignidad. como hubieran sugerido los griegos, sino de lo contrario. Es más, en nuestra actualidad es incluso difícil imaginar que la filosofía es siquiera una ciencia.

No sólo es la filosofía una ciencia, sino que es la mamá de todas. Cuando los primeros filósofos (Tales, Anaxímenes, Anaximandro, etc.) se preguntaban por el principio constitutivo de toda la realidad estaban haciendo filosofía en el sentido más propio del término. Esta cuestión de que vivimos en una realidad tan cambiante y tan "precaria" es lo que sigue despertando en nosotros la búsqueda a la respuesta más trascendental de todas: ¿Hay algo que realmente subsista y permanezca en una realidad que cambia constantemente? ¿Hay algo que sea realmente necesario? Tan importante es la pregunta que filósofos como Santo Tomás la usan como punto de partida para demostrar la existencia de Dios. (En este sentido Dios también constituye uno de los grandes y más interesantes problema de la filosofía).

Esta pregunta nos demuestra algo fundamental: que la filosofía es una ciencia universal. No se pregunta por algo en particular (a la manera en que la biología se pregunta por los seres vivos, la física por los seres en movimiento, etc.) la pregunta auténticamente filosófica es por el ser en su realidad última. Abarca toda la realidad en cuanto tal. Por eso ha sido la cuna de todos los "saberes particulares" a lo largo de la historia. La biología, por ejemplo, no se cuestiona sobre la realidad del ser vivo. La medicina tampoco; sencillamente la supone. En ese sentido la filosofía sirve de punto de apoyo; de fundamento. Pero también supone un ir más allá; una "segunda navegación" como dice Platón.

Aristóteles diría que dado que la ciencia busca conocer las causas; existe una Filosofía Primera porque busca las causas más profundas de lo real; y de ésta dependen las "filosofías segundas" (todas las ciencias particulares que conocemos hoy en día). En esto consiste su dignidad; en ser rectora de las demás. Y es rectora porque es la que puede proveer de los fundamentos. Obviamente que en la época de Aristóteles la concepción de la ciencia era distinta y la pretensión era que exista una unidad y orden entre ellas; hoy el esquema es distinto, pero este espíritu es el que persiste en todo estudiante de filosofía.

Por eso no podemos responder a la pregunta por la utilidad. No es una ciencia práctica (que sirve para), es una ciencia teórica. No sólo eso, sino que es LA ciencia teórica. Su fin está en ella misma. En el saber por saber, lo cuál es la actividad más propia del hombre (si lo entendemos como "animal racional").

"Todo hombre tiene por naturaleza el deseo de conocer" dice también Aristóteles al comienzo de la "Metafísica"; y cuando habla de Dios también afirma que en la actividad teórica nosotros nos acercamos a Él; hay algo de la vida de Dios en el conocer del hombre; y esto no tiene utilidad para otra cosa porque no es un medio; es un fin. Propiamente es EL fin.

El problema es que se ha olvidado que lo útil no puede ser un fin. Porque la utilidad justamente significa "servir PARA...". Cuando nos aferramos sólo a la utilidad caemos en una cadena infinita porque no encontramos reposo en nada; siempre vamos a querer más plata, más poder, más fama, etc. Las cosas más valiosas son en realidad las que no tienen una "utilidad" porque se buscan por sí mismas. El otro día hablábamos de la amistad, y decíamos que la verdadera era la que se fundaba en un bien "honesto"; porque las amistades que se fundan en un amor de utilidad no sean amistad en sí misma sino sólo por accidente y cuando la otra persona deja de servirnos, la descartamos. Sucede algo similar cuando sólo buscamos estar con alguien por "placer"; muerto el deseo (qué es cambiante e impredecible), muerto el amor.

"...Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos..."

Nosotros, que adherimos a estas reflexiones, creemos que la filosofía es un fin en sí mismo; como la amistad verdadera. No por nada somos "filósofos" (que etimológicamente significa "amigos de la sabiduría"). Creemos entender más del mundo y más del hombre cuando lo observamos sin pretender sacar provecho de ello. Insistimos, con Aristóteles, la filosofía no sirve para nada y esto es lo que la hace tan valiosa.

"Es un gran misterio. Para vosotros, que también amáis al principito, como para mí, nada en el universo sigue siendo igual si en alguna parte, no se sabe dónde, un cordero que no conocemos ha comido, si o no, a una rosa...
Mirad al Cielo. Preguntad: ¿el cordero, sí o no, se ha comido la flor? ¡Y ninguna persona grande comprenderá que tenga jamás tanta importancia!"




- Albano


martes, 13 de diciembre de 2016

Nulla dies sine linea

"...Escribo siempre. ¿Qué otra cosa puedo hacer? Nulla dies sine linea. Es mi costumbre y, luego, es mi oficio. Durante mucho tiempo consideré que la pluma era una espada: ahora conozco nuestra impotencia. No importa: hago libros, los haré; hacen falta; y sirven, a pesar de todo. La cultura no salva nada, ni a nadie, no justifica. Pero es un producto del hombre: éste se proyecta, se reconoce allí; este espejo crítico es el único que le ofrece su imagen..."

- Jean Paul Sartre. "Las Palabras"

jueves, 1 de diciembre de 2016

Amor más que amor...





"Amor que de su voz me inunda y llena,
él comenzó a cantar tan dulcemente,
que aún la dulzura en mi interior resuena"

- Dante. Divina Comedia, Purgatorio, II






martes, 29 de noviembre de 2016

La amistad según la filosofía

Haciendo el otro día un trabajo muy minucioso sobre la "Ética a Nicómaco" de Aristóteles (mi gran y querido - y estudiado un poco hasta el hartazgo - Aristóteles) me reencontré con el tratado sobre la amistad (Libros VIII y IX) y ya que siempre me gusta compartir con quien esté interesado cosas bellas de la literatura, también está bueno compartir cosas interesantes (y también bellas, porqué no?) de la filosofía. Después de todo, también va a decir "El Filósofo" (como lo llaman los escolásticos) que la amistad propiamente dicha, es aquella que se basa en la comunicación: comunicación de la virtud, de sabiduría, de amor, en fin de toda clase de cosas buenas que hacen a un hombre valioso en sí mismo; he aquí mi aporte a todos los amigos que quieran leer este blog.

Comienza el libro VIII de la Ética diciendo que la amistad es :

"...la cosa más necesaria de la vida. Sin amigos nadie escogería vivir, aunque tuviese todos los bienes restantes. Los ricos mismos, y las personas constituídas en mando y dignidad, parecen más que todos tener necesidad de amigos (...) Pues en la pobreza también, y en las demás desventuras, todos piensan ser el único refugio los amigos. A los jóvenes asimismo son un auxilio los amigos para no errar; a los viejos para su cuidado y para suplir la deficiencia de su actividad, causada por la debilidad en que se encuentran; y a los que están en el vigor de su vida, para las bellas acciones..."

No sólo parece ser la amistad algo muy necesario para la vida individual del hombre, sino también para la vida en común. Propiamente la concordia que vincula las ciudades es para Aristóteles también una forma de amistad. Esto quizás es una verdad importante que es necesario rescatar frente al individualismo del Estado moderno; no se trata de que el Estado sea originado por medio de un contrato social como si cada individuo viniera a formar parte de la sociedad mediante una renuncia de sus derechos en favor de un todo social, sino que más bien habría una especie de amistad natural entre los hombres; no para que seamos sometidos por el poder de la autoridad, sino para que podamos cooperar mútuamente en la búsqueda del bien común. Pero quizás podamos reflexionar sobre el origen del Estado y la filosofía política luego. Volvamos a la amistad:

"... Más no sólo es la amistad algo necesario, sino algo hermoso..." se nos dice a continuación.

Finalmente ¿en qué consiste la amistad? ¿Cómo podemos clasificarla? ¿Existe una o existen varias formas de amistad? y si existen varias ¿Hay alguna que sea más perfecta que las demás?

Vamos a adelantar la respuesta y a decir que para resolver esta cuestión hay que examinar el objeto de amor. ¿Qué es lo que "aman" los hombres? ¿A qué tienden, qué buscan, qué quieren, qué persiguen? etc. La respuesta a esta cuestión es compleja: habría por lo menos tres objetos distintos del amor, y esto daría lugar a tres clases distintas de amistad. Existen tres clases de amor (porque existen tres clases de bienes que son los que se persiguen):

Se aman o se desean los bienes útiles (amor de utilidad), se aman o se desean los bienes placenteros (amor por placer) y finalmente se aman o se desean los llamados bienes honestos, que se buscan por ellos mismos y no por fin ulterior (amor de benevolencia).

"...De este modo los que se aman por utilidad no se aman por sí mismos, sino en cuanto derivan algún bien uno de otro. Lo mismo los que se aman por placer, que no quieren a los que tienen ingenio y gracia por tener estas cualidades, sino porque su trato les resulta agradable. De consiguiente, los que son amigos por interés, manifiestan sus afectos por alcanzar un bien para sí mismos; y cuando es por placer, para obtener algo para ellos placentero, y no por el ser mismo de la persona amada, sino en cuanto es útil o agradable. Son, en suma, estas amistades, amistades por accidentes, porque no se quiere a la persona amada por lo que ella es, sino en cuanto proporciona beneficio o placer, según sea el caso..."

Se dice más adelante que estas amistades no son duraderas, porque duran lo que dure la utilidad. Una vez que consigo lo que quiero de la otra persona, ya no me sirve. El vínculo que nos unía queda disuelto y no hay más motivo para considerarlo "amigo". Sin embargo, si consideramos el amor de benevolencia, el que se busca sólo por el bien de la otra persona, encontramos la verdadera esencia de la amistad:

"...Los que desean el bien a sus amigos por su propio respecto, son los amigos por excelencia. La amistad de estos hombres permanece mientras ellos son buenos; ahora bien, la virtud es algo estable (...) Esta amistad es, por tanto, como puede con razón suponerse, durable."

Mientras las formas accidentales de amistad parecen buscar más bien un bien propio; la verdadera forma de amistad se basa en la búsqueda del bien ajeno y por eso:

",,, Con todo, la amistad consiste, a lo que parece, más bien en amar que en ser amado..."

Sin embargo, estos tipos de amistad no son excluyentes entre sí; y la amistad por placer y por utilidad no son en sí mismas malas; es posible tener una amistad de este tipo mientras que ambos consientan en esto. El problema está cuando uno busca una utilidad y el otro busca un bien honesto. En esto consiste la traición y el engaño.

Pero puede suceder, y es el óptimo de los casos cuando estos tres tipos de amor se dan juntos: y en esto se pone el ejemplo de los cónyuges: que se aman por utilidad en cuanto ambos buscan mantener un hogar común y buscan el bienestar de los hijos, de la casa, etc.; se aman por placer porque entre ambos pueden encontrarse motivos de diversión, de sexo, etc,; y finalmente se aman benevolamente, en tanto que este tipo de amor es el que impera sobre los demás, porque todos aquellas cosas se dignifican y se hacen más valiosas en tanto que se las busca siempre por el bien de la otra persona y no tanto por el bien de uno mismo.

En esto consiste la amistad: cuando la igualdad viene dada no por el mero intercambio de las cosas útiles o por el placer; sino por el mutuo deseo de hacerse bien. Es, en este sentido, la forma más perfecta de la justicia (que es la virtud referida a otro):

"... Dónde los hombres son amigos, para nada hace falta la justicia, mientras que si son justos tienen además necesidad de la amistad. La más alta forma de justicia parece ser una forma amistosa..."

A la luz de esto podemos darle aún más profundidad al texto del principito que compartí hace unos días. El zorro enseña esencialmente esta verdad: "...el tiempo que pasaste con tu rosa hace que sea valiosa para tí". El Principito entiende esto: puede haber miles de personas en el mundo, y todas nos pueden dar muchas cosas, así como hay millones de rosas en el mundo... todas son bellas, todas adornan, todas perfuman, pero cuando el principito comprende la importancia del secreto del zorro les dice que "no se puede morir por ellas". El bien del otro es ese bien esencial que se ve con el corazón. No lo material, no (sólo) lo placentero, sino todo eso y más; pero no para mí, sino para el amigo, para la persona que se ama. Para todo aquello y todos aquellos que "hemos domesticado"


- Albano.