martes, 12 de junio de 2018

El aborto...

A veces me sorprende la liviandad con la que se toman las cosas en este país, pero en realidad después recuerdo que es un drama de la ¨desorientación contemporánea¨ como la llaman algunos colegas.

Cuando se plantea del debate sobre el aborto a mi, personalmente, se me vienen varias preguntas a la cabeza. La primera es, si se quiere, una cuestión más mediática y poco profunda pero no deja de llamarme la atención como un presidente que se manifiesta profundamente en contra del aborto y que durante su campaña política prometió, entre otras cosas, proteger la vida, de un momento a otro habilite el debate. Cómo en los medios, periodistas que se decían en contra del aborto y que han echado colegas de los programas por estar a favor de la práctica, de la noche a la mañana tienen un pañuelo verde colgado al cuello y son los principales propulsores. Como mujeres del espectáculo que jamás en la vida denunciaron situaciones similares de golpe o han padecido abortos o los han acompañado. En algunos casos funcionarios públicos que salen a decir que han sido partícipes de varios abortos como enfermeros o médicos, etc. A mí me llama la atención la doble moral. ¿Cómo puede una diputada nacional decir que está en contra del aborto clandestino cuando ella misma realizó por lo menos ocho en condiciones de clandestinidad? ¿Porqué ella es una heroína y no se la toma como parte del sistema que tanto pretenden denunciar? Es que no importa. Tiene cámara y tiene un pañuelo verde, sirve y punto.

La otra pregunta que me surge es lo llamativo de la propaganda. El color verde, el pañuelo, el slogan, los memes, la corrupción ideológica del lenguaje (les diputades), el adoctrinamiento en las escuelas. Los mismos que se rasgan las vestiduras cuando alguien lleva un crucifijo al colegio son los mismos que avalan el colegio tomado y vestido de verde, pero ellos no ven contradicción en eso. No se busca una educación crítica, se busca una educación disciplinada, sólo que el ídolo en este caso no es la cruz, es la ideología. Y otra pregunta anexa es ¿regalan los pañuelos verdes o hay alguien que lucre con ellos? De algún lado salieron. ¿Y porqué tan de golpe? ¿Porqué ahora? A principio de año parecía que el tema ni siquiera estaba en la agenda política y ahora que viene un endeudamiento nefasto y un mundial de fútbol de golpe le dimos un lugar privilegiado en la agenda legislativa y un aparato propagandísticos de proporciones descomunales ¿gratis?. No lo sé, sólo me lo pregunto.

Mucho se habló de las miles de falacias que encierran los argumentos pro-aborto, pero la que más me llama la atención a mí es el que dice más o menos así "No se discute si el aborto está bien o está mal, porque es algo que se da de hecho en la sociedad, por lo tanto sólo hay dos opciones: o se hace legal o se mantiene en la clandestinidad. Por lo tanto quien no está a favor del aborto legal, defiende la clandestinidad". Un buen profesor de lógica podría hallar casi un sin fin de inconsistencias en el argumento empezando por la premisa mayor "El aborto es una realidad que se da y por lo tanto no es discutible". En principio yo creo que toda realidad es discutible. Me parece que si hoy en día ponemos en duda realidades tan arraigadas en la cultura como nuestro mismo idioma (los diputados, les diputades, lxs diputadxs), parece más que válido que podamos emitir juicios sobre una realidad tan delicada como es el aborto. Y entonces seguramente la respuesta sería lapidaria: "Pero Albano! vos no sos quien para juzgar sobre los actos ajenos", lo cuál tampoco me parece del todo cierto porque cuando digo, por ejemplo, que maltratar a la mujer está mal, estoy emitiendo un juicio sobre un acto autónomo del maltratador y en los tiempos que corren nadie se detendría a decirme que estoy limitando la autonomía del maltratador. Entonces del hecho de que el aborto sea una realidad y que, además, sea una realidad decidida por la mujer, no se sigue que tenga que legislarse a favor de ella. Nadie validaría legalmente un robo sólo porque es una realidad, falta algo más. Habría que, además, probar que aquello que estamos discutiendo es una realidad justa y por lo tanto debe ser tenida en cuenta por la ley; pero la gran mayoría tampoco está dispuesta a discutir sobre este punto porque son "convicciones personales". ¡Ay de nosotros si construimos un ordenamiento jurídico al margen de la justicia sólo porque creemos que son "convicciones personales"! - lo cuál, tampoco está probado por ellos.

Desde mi punto de vista, si no podemos emitir un juicio verdadero sobre lo que es justo o no, no tiene sentido que demos argumentos de nada. ¿Porqué malgastaríamos el aliento? Seamos pragmáticos. ¿Para qué vamos a buscar argumentos en la ciencia, en la filosofía, en la antropología, en la psicología, etc. si todo es "convicción personal" y está fuera de discusión? Es muy peligrosa la afirmación de que una cuestión moral y una cuestión jurídica son diferentes. ¿O no nos volvimos locos cuando votamos la reforma previsional porque era injusta? ¿Y no rompimos calles y plazas? En ese momento todos gritaban que era por defender el bien común. Ahora, en este debate, no hay tal cosa porque sólo es una convicción personal. Pero tampoco ven la contradicción en eso.

Y me anticipo a la respuesta: "Vos no ves la contradicción de decir que defendes la vida y sin embargo no te quejas del aborto clandestino". Yo creo que eso es decir más de lo que digo o interpretarme muy mal. Si yo digo que estoy en contra del aborto, estoy en contra del aborto en todas sus especies: legal o clandestino porque creo que es un crimen. Es como si alguien me dijera hipócrita por decir que estoy en contra del robo y vivir en un país sistemáticamente gobernado por políticos corruptos. Estoy inmerso en esta realidad dónde suceden muchas cosas y eso no quiere decir que yo avale todo lo que suceda en la clandestinidad sólo porque no quiero que se legisle al respecto.

Me parece que el aborto sienta un principio jurídico y antropológico que es terrible: la relatividad del valor de la vida humana. Hasta ahora nuestra legislación defiende que hay vida humana desde el momento de la concepción. Esto quiere decir que si realmente hay vida humana desde el momento de la concepción, el aborto es una interrupción de la vida humana y por lo tanto un homicidio (o peor aún, un femicidio, no?). Pero supongamos que gana el derecho a decidir en las condiciones a las que lo plantea la ley ¿Cuándo es realmente humana una persona? ¿Cuando nace? Porque se puede nacer a los 6, a los 7, a los 8 o a los 9 meses. Según el artículo tercero del proyecto el plazo de las 14 semanas se extiende en caso de malformaciones fetales graves, o de salud SOCIAL (?, física, psicológica, etc. Según nuestro jefe de gabinete la salud social de la mujer engloba el caso de que el marido la abandone (nadie pareció quejarse por el machismo que lleva implícita esta frase, porque mientras sea funcional a nuestros objetivos nada es patriarcal), o en el caso de quedarse sin trabajo. Yo nací a los siete meses y en este supuesto mi mamá podría haberme abortado aún a los 9 meses. ¿Con qué justificativo? Con que se quedó sin trabajo. Eso y cualquier otra hipótesis por la ambiguedad del texto de la ley.

Retomando el punto central deberíamos modificar la constitución a lo siguiente: se es persona humana desde el momento en que la mujer manifieste su consentimiento de lo que seas. Hasta ese momento sos sólo una cosa. Si sos producto de una violación también sos sólo una cosa. Me parece que ESTE punto de la cuestión no es menor sólo para decir "nadie está discutiendo eso", porque no, ustedes no quieren discutirlo, pero cuando la ley salga ya no va a haber posibilidad de discutirlo porque van a haber sancionado su "convicción personal", por demás ideológica e infundada.



Lamento sonar facho y patriarcal y tiránico. Solamente creo que si la dignidad y los derechos de las mujeres no se negocian, la vida humana tampoco. Porque es el sustento de todo lo demás

miércoles, 2 de mayo de 2018

"...cuanto menos eres, cuanto menos expresas tu vida, tanto más tienes..."

"...La economía política, esta ciencia de la riqueza es, así, al mismo tiempo, la ciencia de la renuncia, de la privación, del ahorro, y sería capaz de llegar realmente a ahorrarle al hombre incluso la necesidad del aire puro o del movimiento físico. Esta ciencia de la industria maravillosa es, al mismo tiempo, la ciencia del ascetismo y su verdadero ideal es el avaro ascético, pero usurero, y el esclavo ascético pero productor. Su ideal moral es el trabajador que lleva a la caja de ahorro una parte de su salario y la economía política encontró para esta ocurrencia favorita suya, incluso un arte servil (...) Ella es, por eso, una ciencia realmente moral, la más moral de las ciencias. La autorrenuncia, la renuncia a la vida y a todas las necesidades humanas es su tesis principal. Cuanto menos comes, bebes, compras libros, vas al teatro, a bailar, al restaurante, piensas, amas, teorizas, cantas, pintas, compones versos, etc. tanto más ahorras, tanto más grande será tu tesoro, al que ni las polillas ni el polvo devoran, tu capital. Cuanto menos eres, cuanto menos expresas tu vida, tanto más tienes, tanto más grande es tu vida enajenada, tanto más acumulas de tu ser alienado. Todo lo que la economía te quita de vida y de humanidad, todo eso te lo reemplaza con dinero y riqueza y todo lo que tú no puedes, lo puede tu dinero: él puede comer, beber, ir al baile, al teatro, conoce el arte, la erudición, las rarezas históricas, el poder político, el puede viajar, puede darte todo eso; puede comprar todo eso, él es la verdadera capacidad. Pero el dinero, como quiera que sea no puede crear otra cosa que sí mismo, comprarse a sí mismo, ya que todo lo otro es, por cierto, su siervo, y si yo poseo al señor, tengo al siervo y no necesito a este. Todas las pasiones y toda actividad deben, por consiguiente, hundirse en la codicia. El trabajador sólo puede tener tanto como para desear vivir y sólo puede desear vivir para tener..."


- Karl Marx. "Manuscritos económico - filosóficos de 1844" - Tercer Manuscrito

Ahora a pensar un rato...

Hasta la próxima.-